Solo suspendida por la pandemia, la celebración de la Semana Santa en Tolú es una de las más populares del Caribe, de las más viejas del mundo y de las más cargadas de fervor.
Alrededor de esta manifestación de la fe católica hay un grupo de más de 400 años de existencia, tan antiguo como el mismo puerto, que ha legado una y otra vez, una misión que nace el la familia.
Se trata de la Hermandad Nazarena, un grupo apostólico con centenares de integrantes, entre niños y adultos, que, con disciplina, respeto y veneración, cultivan el seguimiento a Jesús.
Lucen vistosos atuendos, algunos portan faldas, otros, hábitos. Los colores: blanco o morado.
Son un ejército sin mayores armas que la voluntad y la dedicación para garantizar la custodia de la tradición.
La Hermandad Nazarena tiene un presidente. Muchos han sido longevos, toludeños que gozan de admiración y respeto, un liderazgo que se hace durante décadas.
La Hermandad es la encargada de organizar año tras año, tras un trabajo que comienza y termina cada Semana Santa, procesiones de las más aclamadas y multitudinarias de Sucre, que aprecian propios y turistas en un pueblo que viven, en gran parte, de los foráneos.
Todos los días hay una imagen alrededor de la cual meditar; al son de banda, con melodías tristes o alegres, según el día que se celebra, hay expresiones de la vida de Jesús.
Este Martes Santo, por ejemplo, sale a la calle el paso con la imagen de Jesús y los pescadores, efigies que llevan a recordar el pasaje donde Cristo hace a los pescadores, pescadores de hombres.
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