Recursos de fe para este sábado 1 de septiembre

Foto tomada de Pixabay.
Angeles

(Contenido facilitado por www.diocesisdesincelejo.org)

Palabra diaria

Sábado de la XXI semana del Tiempo Ordinario. Año II

Feria o B. V. M. Colores verde o blanco

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30):

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: «Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: «Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: «Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.» El señor le respondió: «Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes.»»

Palabra del Señor


Reflexión de la Palabra

1 de agosto.

Sábado de la XXI semana del Tiempo Ordinario. Año II.

A primera vista, el mensaje de la cruz aparece decepcionante, porque contradice las expectativas de «los hombres»: en vez de ser manifestación de poder de parte de Dios, es piedra de tropiezo; en vez de sabiduría sublime de parte de Dios, es locura, insensatez para la razón humana. Pero, una vez que se acepta ese mensaje y se le da adhesión de fe a Jesús, la cruz se manifiesta potente y luminosa, con la potencia y la luz de la vida. Esta aparente contradicción divina se percibe en la elección de los miembros de la comunidad de Corinto.
Pablo les hace tomar conciencia a los miembros de la comunidad que no pertenecen a la élite intelectual ni tampoco a la aristocracia de la sociedad cosmopolita la ciudad de los dos puertos. Dios no llamó a estas personas, sino en los excluidos por ellas. También en esto se revela Dios de manera inusual y extraña a los ojos humanos. Pero esta conducta es coherente con el mensaje de la cruz que Pablo viene exponiéndoles a los destinatarios de la carta.

1Co 1,26-31.
Pablo invita a fijarse en dos referentes: en primer lugar, Dios, en toda la excelencia de su gloria, como corresponde a la concepción que de él se tiene; en segundo lugar, los llamados por él, que se supone han de ser lo mejor que la sociedad humana pueda ofrecer de sí misma. Esta simetría es lo que exige la razón humana. Sin embargo, el contraste no puede ser más brusco.
La comunidad cristiana, al mirar hacia dentro de sí y fijarse en las características de sus propios miembros, no encuentra una multitud de sabios ni de poderosos, ni tampoco miembros de las familias más ricas, que era lo previsible según los criterios humanos. Al contrario, lo que choca con la razón de esa sociedad («el mundo»), los excluidos por los sabios, los poderosos y los ricos, son los escogidos de Dios para subvertir los valores del «mundo». Así Pablo sigue haciendo eco a Is 29,14 (cf. v. 19; Mt 11,25; Lc 10,21) pero aplicado al «mundo» pagano. Los «sabios» y los «entendidos» son los que honran a Dios con sus labios, pero sus corazones están lejos de él (cf. Is 29,13), es decir, son teóricos sin compromiso. En cambio, los «sencillos» son los que aceptan comprometerse porque se dejan convencer por el amor de Dios manifestado en la cruz del Mesías. Es de este modo que los ignorantes y débiles cuestionan la sociedad, pues dan testimonio de una convivencia fraterna que entre los de buena familia no se ha podido lograr. Y esto muestra que es Dios quien ha actuado en ellos por medio de la fe en Jesús Mesías, valiéndose de un saber superior, para generar una vida de honradez, consagración en el amor y liberación profunda, de modo que ellos no hacen alardes de sí mismos, sino que atribuyen a Dios lo que son.
El Mesías Jesús –de quien reciben esa nueva existencia ellos, que antes no contaban para nada– se ha constituido para los cristianos en sabiduría procedente de Dios: honradez, consagración y liberación. El cristiano ha sido regenerado por el perdón de Dios, sacado del mundo por Jesús, y liberado y salvado por el don del Espíritu, para que se sienta orgulloso de su Dios.

Las comunidades cristianas no rivalizan con las sociedades del «mundo» en cuanto a saber, poder o tener. Y si lo hicieran cometerían un grave error. No es ese su campo. A ellas les corresponde dar testimonio de la cruz del Mesías, es decir, mostrar la eficacia del amor que libera y salva, de manera que el conocimiento (experiencia) de Dios muestre sensatez frente al saber especulativo; el servicio, fuerza en oposición al poder opresor; la fraternidad, unidad ante la exclusión social. En definitiva, el compromiso de amor de Jesús crucificado les da la victoria sobre «el mundo», no la rivalidad con él en cuestiones ajenas al «mensaje de la cruz».
La comunión eucarística es solidaridad con el Señor crucificado y resucitado; el que comulga se vincula a Jesús para ser también fuerza de Dios y sabiduría de Dios en un mundo de teorías necias y presuntuosas que producen explotación, opresión y exclusión de los seres humanos.
Feliz sábado en compañía de María, la madre del Señor.

Adalberto Sierra Severiche, Pbro. 
Vicario general de la Diócesis de Sincelejo
Párroco en Nuestra Señora del Perpetuo Socorro → Fan page 

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