El gobernador: «Es posible que este territorio sea próspero»

Angeles

Tras participar en los actos religiosos y protocolarios por los 53 años de vida político-administrativa del Departamento de Sucre, el gobernador Héctor Espinosa Oliver envió un mensaje a sus coterráneos.


El mandatario aseguró que 53 son una buena edad y para Sucre representan que no ha tenido una buena niñez ni una buena juventud.

«Pero vamos a trabajar por que tengan una buena y gran adultez. Nos vamos a dedicar a proyectar el Departamento en estos cuatro años, para que se dinamice, que haya más oportunidades de empleo, que haya más inversión, que nos sintamos orgullosos de vivir en este territorio, que se le mejore la autoestima a la gente», señaló.

Espinosa manifestó que anhela un Departamento donde los habitantes se sientan orgullosos de sus instituciones y autoridades «que nos permitan recobrar la esperanza, volver a soñar».

«Sí es posible que este territorio sea próspero y eso quiere decir, esta celebración del año 53, que vamos a comenzar a hacer las cosas diferentes, nos vamos a esmerar el año entrante porque nos quede aún mejor que este año, y para que el año siguiente nos quede aún mejor y el último año de gobierno nos quede todavía mejor», añadió.

Mensaje de la Iglesia

El gobernador y autoridades militares y de Policía, así como la presidenta de la Asamblea, participaron en la celebración de la eucaristía en la catedral San Francisco de Asís, que presidió monseñor José Clavijo Méndez, obispo de Sincelejo.

El prelado manifestó que la Cuaresma es un tiempo magnífico para celebrar el aniversario del departamento de Sucre porque marca el camino de la conversión, de retorno a Dios.

«Que la Cuaresma de este año 2020 sea la ocasión para repensar muchas cosas y para este retorno a Dios de todo un pueblo que necesita purificar muchas cosas en su concepto sobre la vida, sobre la sociedad, sobre la economía, sobre la política y sobre tantas otras realidades que son inherentes al convivir de las personas», sostuvo.

Clavijo resaltó que cuando una sociedad prescinde de Dios, termina por enfrentarse contra ella misma.

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