Los nombres de Luis Fernando Barreto, Uber Banquez Martínez, Yairsiño Meza Mercado y Emiro Correa Viveros, exintegrantes de las AUC, volvieron a aparecer este sábado, 9 de octubre, en la escena pública.
Esta vez no fue ante un juez o un fiscal ni en ningún escenario judicial, sino de cara a las víctimas, en un espacio de contribución a la verdad organizado por la Comisión de la Verdad, denominado «Afectaciones e impacto de las AUC en el Caribe», llevado a cabo en la Casa de la Inquisición, en Cartagena.
Y precisamente por el escenario, el no judicial, lo que manifestaron los excombatientes –quienes ya pagaron vía ley de Justicia y Paz por sus crímenes– incluyó verdades poco o nunca antes abordadas, pedidos de perdón y reflexiones sobre el daño que causaron y las alianzas que hicieron, con políticos, empresarios y miembros de la fuerza pública, como parte de una estructura armada ilegal organizada.
En el primer momento del espacio, llamado «Orígenes, consolidación y alianzas de las AUC en el Caribe colombiano», guiado por la comisionada Marta Ruiz, esta remarcó que la experiencia de contar la verdad es una que la sociedad no conoce porque ha sido una «judicial» y por eso destacó la importancia de este espacio no judicial.
Banquez Martínez, quien estuvo al mando del frente Canal del Dique, del bloque autodenominado Héroes de los Montes de María, fue de los primeros en intervenir.
Él contó que no veía a las Convivir (cooperativas privadas de seguridad) como algo ilegal, porque habían sido constituidas por el Estado.
«Veo esa oportunidad y entro. Lamentablemente, como siempre he dicho, de día las Convivir eran legales, pero de noche eran ilegales», admitió.
Que las AUC hayan centrado gran parte de su accionar en el Caribe no fue algo aleatorio; se debió a que es un territorio estratégico en lo geográfico. Las AUC lo vieron como un tesoro, un corredor desde Antioquia hasta La Guajira, y vieron ciudades de importancia como Barranquilla y Cartagena, así com el río Sinú y Montes de María.
No eran rueda suelta
Barreto, quien era un integrante más de las filas, reconoció a la comisionada Ruiz que recibían listas de comerciantes, ganaderos y fuerza pública con nombres de quienes debían asesinar. Banquez complementó que no actuaban «como una rueda suelta».
«Se iban organizando las comunidades, viendo las opciones con concejales, alcaldes, gobernadores. Esas comunidades nos escuchaban. Nosotros no salíamos a buscar candidatos, ellos nos buscaban a nosotros», aseguró Banquez.
Otros temas como narcotráfico y tierras también fueron abordados. En el caso del primero, Barreto consideró que debe ser combatido a fondo porque es el motivo por el que existen los grupos armados ilegales; mientras que del segundo tema, Banquez sugirió montar una reforma agraria para los campesinos y no dejar tierras improductivas, con el fin de que haya cultivos legales y no dar paso a los ilícitos.
A su turno, Correa llamó valientes a los campesinos que no se fueron pese al horror y permanecieron en sus tierras. Sobre la desaparición forzada, mencionó que era una práctica que era ordenada por altos mandos. Para las AUC, el fin era “no alterar el orden público porque las autoridades no querían que se hallaran los cadáveres”.
En el caso de las masacres, más de 100 en el Caribe, Meza las consideró el origen de todos los delitos: desplazamiento, asesinatos y violaciones.
«Esa culpa la tiene uno. La gente nos tenía miedo solo cuando nos veían llegar en camionetas, así no fuéramos a hacer nada», añadió el excombatiente. En ese momento, pidió perdón y prometió no repetir eso actos dolorosos.
«Aunque dicen que deshumanizamos a las víctimas, los deshumanizados fuimos nosotros. No nos conmovía nada”, agregó Correa, y sostuvo: “Ahora nos damos cuenta del daño que hicimos”.
Antes y después
Meza recordó que mantenía una actitud de rabia y confesó que no hablaba con su familia. Cuando se reencontró con su padre, sintió la angustia causada a sus parientes. A su esposa le agradeció el haberle ayudado a cambiar de pensamiento.
“Estoy aquí para dar la cara y aceptar todas las barbaridades que cometimos. Sufrí bastante y sufro todavía, porque no crean que esto es fácil. Sufro por mis hijos, los veo crecer y no quiero que sigan el camino que yo seguí”, compartió.
Banquez volvió a intervenir y reconoció que había sometido a los jóvenes bajo su mando, y, al igual que Meza, pidió perdón.
Correa comentó las consecuencias que aún afronta, como el sentir que la sociedad aún les dé la espalda por lo que hicieron, y por eso pidió una nueva oportunidad para apostarle a la paz y a la reconciliación.
El evento concluyó con un compromiso público por parte de los excombatientes de no repetir el conflicto armado, a contribuir con información para ayudar a encontrar a los desparecidos, y también plasmaron recomendaciones para la no repetición.
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