Campesinos de los Montes de María, víctimas de la violencia paramilitar denunciaron este fin de semana en el periódico El Tiempo que han recibido amenazas y que estas tienen nombre propio: Uber Emilio Banquez Mártinez, alias «Juancho Dique».
Los afectados omitieron sus nombres porque se sienten en grave peligro de muerte, pues tienen vivas las amenazas de cuando «Dique» operó en la zona, las masacres que cometió y con estas los desplazamientos. Por mencionar: Chengue y Mampuján.
Ahora, cuando las víctimas han vuelto, muchas de ellas reclamando ante la justicia las tierras de las que fueron despojadas, están pasando cosas preocupantes, como lo ha alertado la Defensoría del Pueblo.
“Estamos entre la espada y la pared. Queremos que nos visibilicen para que haya seguridad y presencia del Estado, pero al mismo tiempo es malo porque eso nos pone más en la mira de los criminales. Hemos vivido muchas historias amargas”, es uno de los clamores de una líder.
A una de las víctimas un grupo de hombres la amenazó: «Ustedes saben quién es el patrón», le sentenciaron.
La investigación del periódico bogotano señala que contra «Juancho Dique» hay amenazas en diferentes municipios de Montes de María: Maríalabaja, El Carmen de Bolívar, Ovejas y San Juan Nepomuceno.
En enero pasado, la Defensoría del Pueblo se refirió directamente al riesgo que puede representar «Juancho Dique»: «Hay que ponerle cuidado a Juancho Dique (…) Si él quiere volver a lo que hacía antes, aquí tendrá un Estado y un Ministerio Público muy fuerte para que no vuelvan a pasar los horrores de los 90 y los 2000».
Tras quedar en libertad en 2015, «Dique» se ha dedicado a negocios de bebida, de arroz y ahora estudia Derecho en Valledupar, donde reside.
El exjefe paramilitar le aseguró al periódico El Tiempo que no tiene relación «con los hechos denunciados» porque no hace presencia en las zonas y que sus acciones y «proyecto de vida se encuentran en la legalidad».
La Agencia para la Reincorporación y la Normalización informó que el proceso de «Dique» ha sido exitoso y que cumple con los requerimientos judiciales.
Los líderes piden protección y más presencia de la fuerza pública, y sellan su clamor con una aseveración contundente: «Es obvio que regresó. Por la presencia que tuvieron en el territorio, uno sabe quiénes estuvieron con él y sabe dónde están y qué hacen, no hace falta nada más».
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