Las obras del alcantarillado del casco urbano del municipio de San Benito Abad siguen su curso entre aprobaciones y críticas, pues, mientras unos sueñan con este servicio básico esencial, otros están desesperados por la incomodidad del barro y de calles poco transitables o con zanjas.
La entrega de la primera fase de los trabajos, que iniciaron en la Administración de Édgar Martínez Romero y el alcalde Agustín Villarreal, parece que no se cumplirá. El gobernador Héctor Espinosa Oliver la había anunciado para diciembre.
La fecha genera incredulidad en muchos de los que ven barro rojo regado en amplios sector del municipio, que empezó de nuevo a acoger a cientos de peregrinos y turistas que visitan al Cristo Negro Milagroso.
En las calles se ven obreros locales, miembros de la comunidad, que intentan despejar las zonas porque se sienten atrapados en sus casas y esperan un fin de año más agradable.
El alcantarillado de la Villa vale en total 14 mil 900 millones de pesos con una bolsa común del Gobierno nacional, la Gobernación de Sucre y la Alcaldía.
Habitantes pidieron al alcalde de San Benito Abad, municipio que puso plata para resolver esa necesidad básica, que exija mayores resultados al contratista y a la interventoría. Y en el caso de las incomodidades, que ofrezca alternativas para que la espera sea menos traumática.
El proyecto se divide en dos fases y la obra es una deuda histórica del Estado con una de las pocas poblaciones de Sucre que no tiene ese servicio.
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