Editorial-3 de septiembre de 2018: Semana por la Paz en Colombia

Angeles

Cada año, principalmente a instancias de la Iglesia católica, se conmemora en Colombia la Semana por la Paz.

Este año lleva por lema ‘Hay vida, hay esperanza. Sigamos coloreando la paz’, con una imagen colorida que representa esa vitalidad que pregona esta conmemoración.

La paz es quizás la palabra que más pronunciamos en Colombia escondidos tras la guerra. La han utilizado para ganar réditos políticos, para engañar, para ilusionar y para muchas cosas más, menos para construirla.

Construir la paz es una tarea que en Colombia no podemos dar por terminada. La firma (importante y necesaria) del Acuerdo de Paz con las Farc es un pequeñísimo paso para consolidar la convivencia social.

La paz va más allá: trasciende a partir de gestos cotidianos, de las buenas relaciones humanas, de la práctica de los valores, de la ética, de condolerse con hechos de quienes sufren por exclusión e injusticia social.

La paz es inherente a quienes nos decimos humanos, pues no es humano causar daño con premeditación. Es humano generarnos espacios en los que nos desarrollemos y nos realicemos, y esa labor es incesante.

El domingo 9 de septiembre la Iglesia católica, gestora desde hace 31 años de la Semana por la Paz en compañía de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación, sonará sus campanas en todos los templos del país para alertar al pueblo y recordarle que no hay lugar a comodidades, que la paz sigue necesitando obreros.

Será a las 12:00 del mediodía y ese campanazo debe retumbar en nuestro corazón, sin importar si profesamos esta o aquella fe. ¡Todos a seguir trabajando por la paz!

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