Este domingo 26 de agosto los colombianos estamos nuevamente convocados a las urnas. El motivo: la consulta anticorrupción, que nos pide un «Sí» o un «No» por 7 propuestas distintas contra los corruptos.
Independientemente de la filiación político con la que se identifique cada cual, hay que salir a votar. Primero, porque es un deber ciudadano. El pueblo en Colombia es soberano, y una de las formas de este pronunciarse es a través de las urnas.
Segundo, el costo económico de la consulta amerita que cuidemos y nos duelan nuestros recursos, que están invertidos en la logística para este certamen.
Tercero, moralmente, nos llaman a decidir sobre un mal mayor en Colombia tras la firma del Acuerdo de Paz: la corrupción. Esa que se mata a niños en La Guajira porque no tienen alimentos; esa que impide que los pobres tengan casa; esa que nos muestra escuelas derruidas por el olvido; esa que muestra las mediecitas rotas de alumnos en los colegios pobres, porque a sus padres les robaron las oportunidades de trabajo y no tuvieron para comprarles buenas cosas a sus hijos.
Hay muchos motivos para votar. No es cuestión de cerrarse y decir que porque la consulta la promueve un grupo en específico, no merece ser votada.
El 26 de agosto, con el compromiso de buen ciudadano, acudamos a las urnas y votemos. No nos esperan los del Partido Verde, el Polo, Cambio Radical, el Partido Liberal o el presidente Duque. Nos espera Colombia, y eso ya es mucho decir. ¡A votar!
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