Editorial-18 de agosto de 2018: Las Olimpiadas Especiales, un espacio que debe perdurar

Angeles

Las Olimpiadas Especiales que finalizaron este viernes 17 de agosto en Sincelejo son un ejemplo a seguir en el país.

Este evento deportivo en el que participan personas con discapacidad cognitiva nos demuestra que el rótulo de «especial» lo otorgamos a aquellos que, como los participantes de las Olimpiadas, nos enseñan a paga bien por mal.

En un mundo muchas veces excluyente y discriminante, estos niños nos resaltan que el amor y la ternura son parte esencial de la vida, que una sonrisa se le regala a cualquiera y cambia el día de cualquiera. A esos bellos gestos se corresponde de igual forma y así se construye paz.

Los días que duró este certamen se promovió la amistad, más que la competencia, y por eso la sed de éxito personal pasa a un segundo plano y la idea es ganar todos, en conjunto.

Aquí el podio es para estar a tono con las competencias tradicionales, pues cada uno de los tres niveles vale oro.

A los institutos deportivos no se les debe olvidar que esta población especial merece atención prioritaria y que asegurar los recursos para estas olimpiadas tiene ese carácter de vitalidad.

Sigamos llenando de ilusiones a nuestros niños y jóvenes, que esperan que cumplamos sus «legítimos anhelos de felicidad», como dijo un sabio sacerdote de Sucre. No se nos olvide.

Comentarios en Facebook

Deja una respuesta

Ingresa tu comentario
Por favor, ingrese su nombre aquí