Un pequeño genio camina entre nosotros.

Juan David Truco León ocupó el segundo lugar del concurso nacional de escritura que organiza el Ministerio de Educación. Foto autorizada por sus padre.
Angeles

Finaliza el mes de julio y las aguas en el puerto de San Benito Abad comienzan a descender lentamente; no obstante, cientos de casas aledañas a la ciénaga siguen náufragas.


En el parque del barrio el puerto aún se pueden ver a las tarullas, danzando al vaivén de las pequeñas olas que traen las embarcaciones que atracan en el mismo parque. La problemática de las constantes inundaciones parece un asunto de nunca acabar. Quizás el Estado no lo considere un problema, en cambio para la gente sí es un verdadero escollo, pues son ellos los que sufren como penitencia, la tragedia de las periódicas crecientes. Las aguas no solamente les arrebata sus enceres y sus animales, sino, también, las ilusiones.

Ante este hostil panorama, surge un milagro literario, como si la inamansable esperanza fuera devuelta a los habitantes de San Benito en una pequeña dosis de imaginación.   

El pasado 29 de julio pudimos ver, a través de una transmisión por Youtube, la premiación del concurso nacional de escritura que organiza el Ministerio de Educación. En cuya presentación, en la categoría infantil, retumbó el nombre de Juan David Truco León, quien se alzara con el segundo lugar con una fantástica historia, titulada: “El Mundo de mis Sueños”.

Juan David es de San Benito. Y  con previo consentimiento de sus padres, ha aceptado dialogar sobre lo que escribe y el hecho de quedar en el segundo lugar después de competir con cerca de seis mil niños de todo el territorio nacional.

Escogimos el parque principal del municipio como lugar para dialogar; a eso de las 10 a.m, llegó Juan, acompañado de su padre. Con una camisa de cuadros blancos y azulejos, dueño de un peinado impecable, el niño se muestra sobrio y lleno de confianza. Antes de comenzar la charla, Juan David comienza a saltar las baldosas del parque, como si trazara una rayuela imaginaria, a través de las líneas que divide el embaldosado.

Después de unos minutos, nos sentamos en las gradas y Juan David respondió, con una soltura sorprendente, unas pocas preguntas, que, de manera descomplicada, le hice:

  • ¿ De dónde sale la idea para tu historia?.
  • Todo empezó con una tarea que me puso mi profesora; en la que debía construir una historia con las siguientes palabras (Extraterrestre, amigos, amigas, mascota y nave espacial), a todo eso le puse imaginación.
  • ¿Cómo te sientes después de haber quedado en uno de los primeros puestos de tan importante concurso?.
  • Contento, me responde, sin ninguna prosopopeya, mientras observa a un transeúnte que atraviesa, desprevenido, el parque.    
  • ¿Qué consejo le darías a los niños que quieren escribir, hoy, quizás inspirados por tí?.
  • Que escriban, no pensando que van a ganar premios, que lo hagan porque les nace, porque les gusta.

Después de esta magnífica respuesta, Juan recibe una llamada de su madre en la que le recuerda cumplir con su refuerzo escolar. Tiene apenas 7 años y lo apasionan las matemáticas e imaginar mundos imposibles. Se va conforme llegó: haciendo saltos, imaginando a una rayuela inexistente.

CODA

Es paradójico que en un lugar donde no se promociona la literatura, la escritura ni la lectura, surja de repente un prodigio como Juan David. Esto indiscutiblemente es producto del hogar de donde proviene el niño y de las relaciones que se dan entre la familia, pues indiscutiblemente es en el seno de la familia en donde construyen las bases psicológicas e intelectuales de las personas; y que luego se fortalecen en la escuela y en la comunidad. El sociólogo Pierre Bourdieu llama a este proceso la formación del capital cultural. Pues a diferencia del capital económico, el capital cultural no se hereda, es decir no se pasa materialmente de padre a hijo/a, sino, que este se forma a través de un proceso de formación cultural que se realiza en la familia, en donde los libros, la música, el cine, entre otros, son ingredientes esenciales de este proceso.

San Benito tiene una biblioteca, cuyas instalaciones no son aptas para los libros, pues algunos se deterioran por la humedad.

En San Benito, jamás se ha organizado un concurso de literatura, algo que permita darle rienda suelta a la tradición oral, que tenemos rezagada.

Sin embargo, una política pública cultural en el municipio contribuiría a fortalecer estos procesos de formación de capital cultural, y de seguro, muchos JuanDavises brotaran de San Benito.

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