Los pedidos de perdón y disculpas que se conocen por parte del Estado a quienes se supone que se debía cuidar, pero que terminó asesinando, son pocos.
Y no solo eso, se han dado por obligación, es decir, porque un juez así lo ordena.
Ese caso es el de la familia Valeta Jiménez, del municipio de Toluviejo, que recibió una comunicación de la Brigada XI del Ejército.
Uno de sus integrantes, Carlos Alberto, que fue asesinado por miembros de esa institución que lo hicieron pasar como guerrillero dado de baja en un combate.
La comunicación está dirigida a María Margarita Flórez y su hijo de 12 años.
Ella siente que ya perdonó al Ejército por lo ocurrido y que está preparada para que le pidan un perdón público ya anunciado.
«Pido disculpas a los familiares y amigos de la víctima, el señor Carlos Alberto Valeta Jiménez (q. e. p. d.), en especial a la esposa, la señora María Margarita Flórez Pineda y a su hijo (…), por estos hechos que son objeto de repudio por la institución y que no obedece a las políticas de la institución», dice el escrito oficial.
Estas disculpas se dan por orden del Tribunal Administrativo de Sucre y las firma el coronel Gabriel Marín Peñaloza, comandante de la Brigada XI.
María Margarita aseguró a un medio local que esta lucha por limpiar la imagen del padre de su hijo lleva 12 años.
Ella estaba embarazada cuando en julio de 2007 mataron a su esposo cuyo cuerpo apareció en San Benito Abad.
Él era oriundo de Toluviejo, donde otros 11 jóvenes corrieron la misma suerte.
La mayoría de estas muertes en Sucre fueron atribuidas a la Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre, que conformaban el Ejército y la Armada Nacional.
Las órdenes de asesinato de civiles las daban altos oficiales, uno de ellos ya condenado, el coronel Luis Fernando Borja Aristizábal.
Margarita contó que su hijo aprecia al Ejército, que desconoce que esa institución les quitó a su padre y que por eso solo le ha dicho que la muerte de Carlos fue un error.
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