Para Semana Santa una de las carnes más apetecidas es la de la hicotea. Es muy comercializada y por eso muy común en los platos en el departamento de Sucre.
El hábitat natural de esta especie son las lagunas, ciénagas y ríos. Su mayor población está en las subregiones de la Mojana y el San Jorge.
Las tortugas de agua dulce o Trachemys callirostris, su nombre científico, cargan su cruz a cuestas desde el mismo momento en que son capturadas para la comercialización.
Fadel Cuello Alfaro, del área de fauna silvestre de Carsucre, explica que el maltrato es porque los cazadores emplean anzuelos que se le incrustan a la hicotea en la garganta.
«Algunas hicoteas llegan a la corporación muy maltratadas, estresadas y enfermas por las capturas y el hacinamiento al que son sometidas por el traslado para su comercialización», sostiene.
Una de las entidades defensoras de esta especie protegida es la Policía Nacional, que en las carreteras del país se incauta del animal para que sea devuelto a su hábitat natural.
En las últimas tres semanas, las autoridades en el departamento de Sucre han decomisado 200 hicoteas en vías de la subregión de la Sabana para luego ponerla a disposición de Carsucre.
«El primer paso en la corporación es valorarlas para mirar en qué estado están. De ello se encarga un veterinario y un biólogo. Dependiendo del reporte de ellos, se procede a su recuperación para su liberación», manifiesta.
Algunos animales tienen que durar semanas en Carsucre para tratar de recuperarlos y salvarlos, mientras que otros son liberadas casi que de inmediato.
Cuello añade que dependiendo de la cantidad y de su procedencia, las hicoteas son liberadas en las subregiones del San Jorge o Mojana, y en otras ocasiones, en la Sabana.
«En la Sabana no hay muchos cuerpos de agua para que estas especies sean liberadas porque no podemos causar un repoblamiento, por eso muchas de ellas son llevadas al San Jorge y la Mojana en coordinación con Corpomojana, además porque la mayoría provienen de allá», justifica.
Uno de los cuerpos de agua a las que son llevadas es a uno que tiene la empresa Argos, en el municipio de Toluviejo. El funcionario señala que este es un sitio seguro, ya que es privado y no hay posibilidad de que sean cazadas nuevamente.
Mientras los seres humanos sigan consumiendo la carne de esta especie, esta no dejarán de estar en estado vulnerable y de seguir cargando la cruz del maltrato, el hacinamiento y la muerte.
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