A propósito de la visita del presidente Iván Duque a Coveñas este 9 de febrero, uno de los asuntos más urgentes por superar en ese puerto turístico es la corrupción.
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sucrenoticias.com repasa la realidad político-administrativa del menor de los 26 hijos del departamento de Sucre. Aquí un recuento de su corta, pero infortunada historia…
Hace 17 años, cuando se realizó el sueño de líderes de Acodeco de ver a Coveñas convertido en municipio, estos lo visionaron no solo como el más nuevo de Sucre, próspero y desarrollado.
Su idea nunca fue descabellada porque para ello siempre contaron con las jugosas regalías directas que este recibe por ser un puerto petrolero, pero estas, en lugar de ser invertidas, han ido a manos de políticos corruptos y hasta de las extintas Autodefensas.
El dinero, en cifras incalculables, que ha recibido Coveñas en 17 años daba para tenerlo como una taza no de plata, sino de oro, pero eso solo es un sueño porque en la realidad no tiene vías pavimentadas en su totalidad, no hay cobertura total de acueducto y alcantarillado, la infraestructura hospitalaria es nula.
Las obras de infraestructura oficiales no son representativas, los índices de pobreza son altos, no hay fuentes de trabajo y la para-hotelería está sin control y afecta a la industria sin chimenea legalmente constituida.
No hay alumbrado público a pesar de ser un destino turístico de los más preferidos del país, y lo peor: ese lastre de corrupción que lo ha acompañado desde su creación ha hecho que todos sus alcaldes electos popularmente hayan estado presos, incluido Nilson Navaja, el actual.
Crimen y corrupción
El primer alcalde popular de Coveñas fue el médico Pedro Patrón Luna, quien hizo de las arcas del municipio la caja menor de las extintas Autodefensas bajo el mando del desaparecido Rodrigo Mercado Peluffo, alias ‘Cadena’.
Patrón pagó años de prisión en la cárcel La Vega procesado por diversas fiscalías de la Unidad de Delitos contra la Administración Pública.
Le siguieron en la alcaldía, y con las mismas malas prácticas, Rafael García Garay y Sergio Tapia, que también estuvieron presos por delitos contra la administración pública, o sea, corrupción, y sus vínculos con grupos armados al margen de la ley.
Durante los mandatos de estos hubo alcaldes encargados que también tuvieron líos con la justicia.
Ese cáncer ha hecho metástasis en Coveñas al punto que César Serrano Romero, sobrino de Iván Romero Suárez, uno de los impulsores de la creación de Coveñas, tiene hoy casa por cárcel por haber despilfarrado millonarios recursos a través del contrato de recuperación de playas y del bilingüismo.
Lo peor es que ninguno de los dos contratos ha sido finalizado y por este último proyecto también resultó salpicado el alcalde actual Nilson Navaja, que estuvo en la cárcel, en casa por cárcel y ya está de nuevo manejando dinero con la investigación a cuestas por corrupción.
En su ausencia, la interina Olga Carta firmó un contrato por 14.000 millones de pesos que no se ha cumplido y por el que aún la Fiscalía no da mayores resultados.
Todas estas acciones demuestran que la creación de Coveñas como municipio no fue más que la de una máquina de fabricar hechos de corrupción por los que paga la comunidad.
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