Julipan, con olor a pan y sabor a Los Palmitos

Por Laura Toscano Monterroza, especial para sucrenoticias.com

Julipan lleva la impronta de un pueblo y el esfuerzo de dos hermanos unidos por el ingenio. Fotos de cortesía.
Angeles

Carlos recordó que, como muy pocos, en su infancia tenía dos tiendas donde le fiaban pan con chicha, una dosis por la mañana y otra por tarde; mientras, Julia alternaba sus juegos de muñeca con la preparación de tortas y cupcakes que con el tiempo iba vendiendo entre sus vecinos y algunos familiares.

Lo que inició como un ejercicio de retrospección como parte de la entrevista, es visto hoy como la premonición de lo que sería el negocio que los uniría más como hermanos y consolidaría como socios.

Ellos son los hermanos Vélez, un apellido que es sinónimo de sabor, sazón y de que todo lo que tenga su sello se vende como pan caliente en Los Palmitos, conocido por su cultura tabacalera y del buen picante.

El 24 de agosto de 2019, la historia de este ingeniero agrícola y de la realizadora de Cine y Televisión tomó otro rumbo, él empezó a cambiar su chip de las maquinarias y equipamiento agrícolas por hornos y harina; y ella, a producir y protagonizar su mejor película: Julipan.

Con 4 millones de pesos, el talento para la panadería y repostería y el sueño de cubrir un mercado que había sido relegado en el municipio, abrieron las puertas a sus clientes que, de inmediato, les dieron la venia.

Era un sábado, recordó Carlos, solo tenían una vitrina, una cava con algunas gaseosas, unos cuantos roscones, panes de mantequilla y cruasán, lo que pudieron sacar de una arroba, 25 libras de harina.

Julipan, un homenaje a algunas de las mujeres de la familia, llegó al barrio Las Lomas para quedarse en el corazón de los palmiteros y en el paladar de propios y visitantes que tienen esta panadería como un referente y una visita obligatoria cuando pasan por el pueblo.

En su trasegar por el mundo de la panadería, Carlos realizó el estudio de operario en proceso de panadería con el Sena y con ello sus deseos de aumentar los conocimientos.

“Empecé a investigar más sobre la panadería en Japón y Estados Unidos, y descubrí que ellos incorporan ingredientes propios de sus países a sus panes. Esto incluía tubérculos y frutas, y enseguida empezamos a hacer nuestras primeras pruebas”, explicó.

Iniciaron con el pan de café con relleno de arequipe con sabor a café, después siguieron los de guandúl, ñame, ahuyama, yuca y ñame. Hoy día también preparan con sabor a mango, borojó, cereza, corozo y roscones con rellenos de dulce de papaya y plátano.

Pan de guandúl.

Este último fue bautizado como Pan Liborio, en honor a un nativo que levantó a su familia con la venta de bocadillo de plátano.

Pan Liborio.

“La idea es que todos los panes lleven el nombre de alguna persona o un sitio característico de Los Palmitos, esto crearía más identidad y arraigo como lo ha creado el mural que elaboramos frente a la panadería un homenaje a las dobladoras de tabaco y al maestro Lisandro Meza”, contó Julia.

Los Palmitos.

Julipan ha crecido tanto como los sueños y las ideas de sus propietarios que esperan abrir una sucursal en la Troncal de Occidente donde en la actualidad solo se encuentran puntos de frutas, picantes y uno que otro restaurante.

Los Vélez seguirán construyendo su empresa, esa que inició con la misma ilusión de cuando eran niños y que cada día se cocina a fuego lento, pero con la dedicación de un buen pan artesanal.

 

En Facebook e Instragram: @julipanlospalmitos

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