Poco o nada entienden las comunidades ribereñas de Sucre lo que pasa con el famoso proyecto Hidroituango, en Antioquia.
Los medios nacionales, única ventana del problema, han sido muy técnicos en sus reportes, y las autoridades, según ellos mismos aseguran, les brindan poca información sobre el caso.
Pero todo eso pasa a un segundo plano cuando el río Cauca, que toda la vida han visto caudaloso, está seco y se puede atravesar a pie.
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Pablo Rivas, alcalde de Guaranda, ha sido categórico cuando se refiere a este proyecto. Su más dura sentencia se produjo este martes:
«Hidroituango nos dañó la vida, nos arruinó la vida a los mojaneros».
La afirmación es consecuencia de la crítica situación en la región. La otrora fértil y productiva región de la Mojana es hoy una zona de emergencia.
No son necesarias alertas de ningún color, los hechos hablan por sí solos. Cada vez son menos las formas de comunicación y de alimentación de quienes sufren año tras año por inundaciones y sequía.
«La preocupación es absoluta. Los niveles del río Cauca son extremos en sequía. Y qué tal ahora que se cierre la otra compuerta. El río Cauca es el que determina el nivel freático de toda la Mojana», añadió el alcalde.
El mandatario explicó que hay tierras entre Guaranda y San Marcos que están totalmente secas y árboles deteriorados.
Un habitante de la zona detalló que la situación es lastimosa y delicada, que los peces se están muriendo y ellos no saben qué hacer.
«Dependemos de los peces y ciertas personas del transporte acuático. No le veo solución, esto es algo muy complicado, un proceso. Pienso que morirán muchas especies acuáticas, un desastre natural», sostuvo.
Aferrado a Dios, se mostró esperanzado en que se cumpla la voluntad de Él y se resignó a que el Gobierno no dejará perder el dinero invertido en Hidroituango, pese a las nocivas consecuencias para las comunidades.
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