En tiempos de la pandemia por la COVID-19 el periodismo es de los servicios públicos más vitales para sobrellevar la situación.
Este Domingo de Pascua hemos informado del caso de un anciano fallecido en Sincelejo y de quien la Secretaría de Salud de Sucre informó que le han tomado muestras para confirmar o descartar coronavirus.
El manejo de la información periodística en este tiempo es uno de los desafíos de los periodistas pues está en juego el derecho a la información, pero, como debe ser siempre, ahora más que nunca, el sentido de la responsabilidad por parte de quienes informan.
La interacción con nuestros lectores, en la medida en que consideramos pertinentes y oportunos los comentarios, así como respetuosos, es una buena oportunidad para que las partes aprendan mutuamente.
Como periodistas de profesión y como nativos digitales, nos enfrentamos diariamente a que nos midan con el mismo rasero que se les mide a portales que posan de medios de comunicación, pero que no son más que un ejemplo de cómo no se hace periodismo.
El desafío está en que los lectores sepan diferenciar entre una página o un perfil más, y una página con información humana y seria, nuestra apuesta desde el día 1 de nuestra existencia como diario digital.
Titulares que muestren la realidad con prudencia, publicar cuando se deba hacerlo y no por el factor «inmediatez», que responde más a una lógica comercial que informativa, son algunas de nuestras garantías para ustedes.
El teórico del periodismo Miguel Ángel Bastenier enseñó que una historia es susceptible de que se publique solo si cumple con una o tres de las «D» del periodismo: Drama, Dinero o Diversión.
La razón es que estas resultan de importancia para la gente, tocan sus fibras más intimas y merecen ser conocidas.
En el caso concreto que referimos, recibimos dos apresuradas calificaciones de lectores (por lo menos, creemos que se detuvieron a leer la noticia completa): la primera, que lo publicado era falso, lo cual carece de sustento pues ninguna autoridad de Salud lo ha confirmado o descartado. Las autoridades informaron que el caso está bajo estudio. Creemos que lo hicieron, como lo hicimos nosotros, para despejar las dudas que generan esos portales de cuestionable proceder, los chismes y los rumores, que nunca faltan, por lo que citamos información oficial sobre el caso; un segundo lector nos tildó de amarillistas, señalamiento que se cae solo cuando cualquier entendido en el tema o incluso quienes viven inmersos en las redes por pasatiempo, pueden constatar: en tres años que llevamos al aire, nuestros números en las redes sociales no parecen tan «atractivos». Son escasos.
Pero no nos importan los números, nos importa la calidad de la información y que lo que publicamos sea de utilidad, que ayude a iluminar lo que parece oscuro, y lo más importante, que la gente acceda a un periodismo serio, porque Sucre sí que lo necesita. Y nosotros, con independencia, nos damos a la tarea de ofrecérselos, aunque nuestras ganancias, en tres años, no sean las que un gerente espere. Pero no es la lógica comercial la que nos ha mantenido a flote, sino algo más valioso, la credibilidad y la pasión por lo que hacemos, todos por ustedes, nuestros lectores, que son nuestros jefes.
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