De las cuatro víctimas de la masacre en una casa-finca en Barranquilla, tres eran oriundas del departamento de Sucre.
Se trata de Griselda Acevedo Ospina, de 34 años; Betzaida Acevedo Ospina, de 32, y Sandra Ricardo Montes, de 32.
Ellas fueron asesinadas a puñal la madrugada de este sábado en la carrera 34 con calle 81 en la casa-finca El Gran Chaparral, junto con Jaime Enrique Herrán Oviedo, de 75 años, natural de Chaparral (Tolima), propietario del inmueble.
Primero fueron encontrados los cuerpos de las mujeres, naturales del municipio de Caimito, y luego el de «El Cachaco», quien era compañero sentimental de Griselda.
Vecinos, un hijo de la víctima y la policía judicial sospechan de unos venezolanos, a los que Herrán les había dado posada, como los responsables del cuádruple crimen, el segundo de esta naturaleza ocurrido en la capital del Atlántico la semana que acaba.
La comunidad está horrorizada por el hallazgo y exige a las autoridades que hagan justicia. Moradores se refirieron Herrán, quien era ingeniero forestal, como un hombre generoso y trabajador, que vivía de cultivos en el sitio donde lo asesinaron.
Uno de los cuerpos, el de Sandra, fue reclamado por su hermana Astrid, quien la catalogó como una muchacha buena. Ella llevaba solo 20 días en Barranquilla, donde esperaba encontrar trabajo y de hecho ya había repartido unas hojas de vida.
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