Muere monseñor Nel Beltrán Santamaría, obispo emérito de Sincelejo y reconocido luchador por la paz

Monseñor Nel Beltrán, en una foto reciente en la casa de retiro donde residió sus últimos años. Foto de cortesía.
Angeles

Pasada la 1:30 de la tarde de este martes, 12 de agosto, falleció el obispo emérito de Sincelejo, monseñor Nel Beltrán Santamaría.

El prelado, oriundo de San Andrés (Santander), de 84 años, tenía problemas de salud desde abril, cuando fue hospitalizado por una neumonía bilateral.

En los últimos días, había sido hospitalizado nuevamente, según informaron sus familiares en Bucaramanga.

Sus últimos años, luego del retiro de sus responsabilidades eclesiales, los pasó en una casa para sacerdotes en Santander.

El obispo de Sincelejo, monseñor José Clavijo Méndez, y sucesor en propiedad de monseñor Nel, comunicó la noticia del fallecimiento a través de las redes sociales de la Diócesis.

Su trabajo por la paz

Beltrán Santamaría fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1964 en Barrancabermeja, estudió Filosofía y Teología, y también era licenciado en Sociología de la Pontificia Universidad de Santo Tomás y doctor en Teología Moral del Pontificio Ateneo de San Alfonso.

Su vida pública más notoria la ejerció cuando el 29 de abril de 1992 el papa Juan Pablo II lo nombró obispo de Sincelejo, cargo para el que fue ordenado el 6 de junio de 1992.

En ese cargo estaría hasta el 15 de marzo de 2014, es decir, durante 22 años, tiempo durante el cual ocupó importantes espacios en favor de la paz del país.

Fue vocero de la Iglesia para procesos de paz como el de Flor del Monte, y asimismo, para uno de los procesos con el ELN.

También fue reconocido con el Premio Nacional de Paz (2010), categoría honorífica, por su incansable trabajo en favor de la paz de Colombia.

Su trabajo también dejó profundas huellas en la consolidación de la paz territorial en Montes de María, región para la cual gestionó recursos de cooperación internacional para apalancar proyectos para comunidades víctimas del conflicto armado.

Uno de sus últimos cargos fue el de presidente de la Fundación de la Red Desarrollo y Paz de los Montes de María.

Su ministerio episcopal estuvo marcado por un discurso férreo en favor de los desprotegidos, de la justicia social y por la reconciliación.

No pocas veces, a causa de la expresión de sus ideas, su vida estuvo en peligro.

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