Ocho días después de la asonada que dejó cuatro policías y un civil lesionados, el corregimiento de Varsovia, en Toluviejo, vivió un acto de reconciliación.
El acto, denominado Pax tecum (La paz sea contigo) fue liderado por la Iglesia católica y a él se sumaron otras confesiones religiosas, la Alcaldía, Policía y escuelas públicas.
El padre Abelardo Tejada Galvis, administrador de la delegación pastoral Santa Laura Montoya, que cubre los límites rurales entre Sincelejo y Toluviejo, explicó que este espacio de diálogo, escucha y transformación es necesario para preservar la paz que caracteriza a Varsovia.
Lucy Morel, rectora de la Institución Educativa Inmaculada Concepción, intervino en la plaza principal, donde concurrieron desde niños hasta ancianos, para pedir que el diálogo siempre sea el punto de partida.
«Los invitamos a unir nuestras voces y a alzarlas en una sola para cambiar solo por acciones de paz. De esta manera podremos avanzar hacia el desarrollo social de los individuos y de la comunidad», expresó la docente.
Elkin Alvis Castilla, director ejecutivo de la Diakonía de la Paz de la Diócesis de Sincelejo, compartió con los habitantes una analogía entre los artesanos y los que construyen la paz, que ambos deben ponerse manos a la obra para terminar la artesanía hasta alcanzar un buen producto.
El coronel Néstor Pineda Castellanos, comandante de la Policía en Sucre, también presente en el acto, sostuvo que puede haber errores en los procedimientos, pero insistió en que hay que cumplir la ley, como hacía la Policía el Domingo de Resurrección, cuando fue a un picó a hacer cumplir la hora de cierre, lo cual detonó la gresca.
La comunidad también oró por la recuperación de un civil herido a bala durante la asonada.
No solo la subestación de Policía fue dañada, también la iglesia Inmaculada Concepción, a la que le rompieron el techo.
Moradores coincidieron en que detrás del incumplimiento de la hora de cierre del picó, el origen de los problemas de convivencia en el corregimiento, está un notario de Sucre que es el propietario del lugar.
Para ellos, él, como funcionario, debe dar ejemplo y no perturbar la tranquilidad del pueblo, más en una fecha como Semana Santa, que los habitantes viven en recogimiento. Se les hace extraño que esté dedicado a esos negocios y no de lleno a su función pública.
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