El coronel que confesó 62 ‘falsos positivos’ (y que comandó en Sucre) defiende la serie ‘Matarife’

Angeles

El coronel retirado Luis Fernando Borja Aristizábal, quien tuvo como uno de sus últimos cargos la comandancia de la Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre antes de que se descubriera su participación en los ‘falsos positivos’, defendió públicamente la serie digital Matarife, que cuenta la cercanía del poder mafioso con el expresidente Álvaro Uribe Vélez.


Borja, quien después de acogerse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y de reconocer ante sus víctimas su culpabilidad en asesinatos de civiles –durante un reciente espacio facilitado por la Comisión de la Verdad en Sincelejo– se dirigió en un video a las magistradas de la Corte Constitucional Cristina Pardo, Gloria Stella Ortiz y Paola Meneses para referirse a una tutela de Uribe contra Daniel Mendoza Leal, creador de Matarife.

Esa acción judicial busca lo que su autor ha denominado la censura de la producción, galardonada con dos premios India Catalina, que hoy se ampara en las leyes suizas.

El exoficial, responsable de los llamados ‘falsos positivos’ de Toluviejo, a cuyas víctimas les pidió perdón en ese acto desarrollado en Sucre, recordó que el hoy exsenador sabía de los asesinatos de civiles.

«Ordené –y lo acepto vergonzosamente– 62 ejecuciones extrajudiciales contra personas inocentes (silencio). De estos hechos he asumido responsabilidades desde 2010 en la Fiscalía General de la Nación y ahora en la JEP. En mis aportes a la verdad siempre he manifestado que todos sabíamos lo que estaba pasando. En mi grado de coronel mis superiores eran conocedores de estas prácticas. Entre el 2002 y el 2008 el presidente Álvaro Uribe Vélez, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, junto a la cúpula militar, pedían a sus subalternos operaciones y resultados que en los indicadores específicos eran solamente muertos y litros de sangre», recalcó.

Militar desde 1984 cuando ingresó al Ejército –y hasta 2009–, Borja precisó que Uribe era muy «activo cuando ocurrían hechos como tomas de poblaciones por parte de la guerrilla, secuestros a terratenientes o ganaderos, emboscadas a las tropas, o extorsiones en áreas ganaderas, inclusive llamando directamente al comandante de la Brigada o al comandante del batallón donde habían ocurrido los hechos, pidiéndoles siempre resultados».

«Es decir, estaba siempre pendiente y al tanto, constantemente, de lo que sucedía en las unidades militares y en las operaciones. Reportes de organizaciones defensoras de derechos humanos reiteradamente han demostrado que en Colombia en el periodo donde más se han presentado ejecuciones extrajudiciales fueron los años 2002 al 2008, cuando quien obraba como presidente era Álvaro Uribe Vélez», subrayó.

Premios por muertos

Prosiguiendo con la lectura de un documento, el excomandante señaló que los incentivos que recibían «al interior del Ejército» por estos hechos eran viajes al exterior y al interior, así como días de permiso que eran pagados por el presupuesto gubernamental «cuando el presidente de la República era Álvaro Uribe Vélez», reiteró.

«Las bajas eran necesarias para que los altos mandos fueran evaluados para ser considerados a curso del grado de general. Entre más muertos reportaba un coronel más posibilidades había de que lo llamaran a hacer curso para general. Hubo directivas, en su momento, que el Comando del Ejército ordenaba y premiaba con medallas de orden públicos a los miembros que más presentaran muertos. Los muertos eran los únicos resultados válidos», aseguró.

El exoficial agregó que, en estos años en los que ha avanzado jurídicamente y en el reconocimiento de las víctimas, no le cabe duda de que las ejecuciones extrajudiciales fueron una práctica continua, legitimada desde del Comando General hasta el último soldado. Y volvió a mencionar al exjefe de Estado.

«El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, reitero, para la época, era el presidente Álvaro Uribe Vélez», manifestó enfáticamente.

Borja concluyó con que la serie Matarife ha asumido un compromiso de contribuir a la verdad para las víctimas y para la sociedad en general con el fin de que oficiales, suboficiales y soldados, como «responsables de estos horribles hechos», sigan diciendo la verdad.

«El censurarla constituiría un retroceso histórico. Cordialmente, Luis Fernando Borja Aristizábal».

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