Atemorizadas por la amenaza del COVID-19, comunidades de Sucre han cerrado de manera progresiva sus fronteras y mantienen un estricto control sobre quienes están autorizados para ingresar.
Hasta este lunes 30 de marzo se conocía de restricciones para el ingreso a los cascos urbanos de San Onofre y Sampués, a los corregimientos de Piedras Blancas y Segovia, ambos en este último municipio; y en los corregimientos de Las Llanadas (Corozal), Cruz del Beque y Villa Rosita (Sincelejo), zona rural de San Benito Abad y Colosó.
Carteles, cercas y hasta guardia indígena acompañan los cierres, y, en el caso de San Onofre, una orden de la Alcaldía.
Se trata de la circular 006 de 2020, dirigida a la comunidad en general desde el despacho del alcalde interino, que informa a «actores públicos y privados» que, a partir de este 30 de marzo y hasta el 13 de abril, «queda restringida la entrada y salida de personas y vehículos al municipio de San Onofre» con las excepciones del decreto presidencial y del alcalde local.
«La medida se toma de carácter urgente y necesario con motivo de evitar el ingreso y propagación de la pandemia del coronavirus COVID-19 (…) Teniendo como objeto garantizar la debida protección de la salud de todos los habitantes del municipio», dice el documento.
Melissa Wilches, secretaria del Interior de San Onofre, informó mediante la oficina de comunicaciones que esta medida es en compañía con la fuerza pública.
«Somos vecinos de Sincelejo, estamos a menos de dos horas; también somos vecinos de Cartagena y como esta pandemia se ha incrementado tanto nos hemos visto en la necesidad de tomar actuaciones urgentes», sostuvo.
La medida va acompañada de pedagogía sobre las normas de autoprotección y sobre las sanciones a quienes infrinjan lo mandado.
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